Papel crítico 89

 

María Marcos Ramos*

Universidad de Salamanca

Varados

Género: Documental

Dirección: Helena Taberna

Productora: Lamia Producciones

Duración: 72 minutos (aprox.)

Nacionalidad: España

Año: 2019

* Correspondencia a / Correspondence to: María Marcos Ramos. Universidad de Salamanca. Facultad de Ciencias Sociales. P.º Francisco Tomás y Valiente, s/n (37007 Salamanca) – mariamarcos@usal.es – http://orcid.org/0000-0003-3764-7177.

ISSN 1695-6494 / © 2022 UPV/EHU

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Si Helena Taberna fuese un hombre y en este país la cinematografía no estuviese ligada a lo masculino —según CIMA (2020), el porcentaje de mujeres que dirigen cine sigue siendo alarmantemente bajo y está lejos de la equidad, pues en el año 2019, cuando se estrenó el documental reseñado, tan solo un 19% de los proyectos audiovisuales estaban dirigidos por mujeres—, su filmografía y trayectoria estaría más reconocida. La directora navarra comenzó su carrera cinematográfica en 1990 y desde entonces ha dirigido 6 cortometrajes, 1 me­diome­traje y 6 películas, entre documentales y argumentativas. A esto habría que añadir su trabajo como guionista y directora de la productora Lamia Producciones, con la que han realizado películas como Akelarre (Pablo Agüero, 2019), ganadora de 5 premios Goya en la edición de 2020. Además de su labor cinematográfica, Taberna fundó, en el año 2006, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales CIMA como parte de su compromiso con la sociedad, el mismo que se refleja en su filmografía. Así lo demuestra Varados, su último proyecto hasta la fecha —en la actualidad se encuentra adaptando la novela de Isaac Rosa, Feliz final (2018, Seix Barral)—.

A pesar de que no hay muchos ejemplos cinematográficos en el que se narre cómo es la vida de alguien que debe convertirse en un refugiado, sí que hay «ciertas películas y documentales que difunden cada día con mayor urgencia historias que reviven y mueven la conciencia general de la humanidad, que denuncian los abusos y que promueven un mundo en valores de respeto hacia los seres humanos» (Rodríguez, 2006: 161), siendo la película de Taberna una de ellas. Lejos de ser excepcional, este deseo de mostrar realidades de seres humanos habitualmente excluidos de los relatos convencionales es constante en su filmografía, como evidencian otros de sus trabajos como, por ejemplo, Extranjeras (Helena Taberna, 2003).

Varados retrata la vida de quienes se quedan en tierra de nadie esperando en campos de refugiados los papeles que les permitan iniciar una nueva vida, ya que la suya se ha visto detenida. En concreto, Taberna filma a los que permanecen en el Mediterráneo, a las puertas del viejo continente, esperando a que Europa les acoja. Conviene tener en cuenta a quién o quiénes se hace referencia cuando se utiliza el término de «refugiados» y, por tanto, quiénes son y en qué circunstancias están los protagonistas del documental. En el Estatuto de los Refugiados de 1951 se define el término y se delimitan tanto los derechos de las personas refugiadas —como consecuencia de un desplazamiento forzoso— como las obligaciones que tienen los Estados para garantizarlos. En este sentido, una persona ostenta el estatus de refugiada cuando «debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad» (UNHCR, 1951). Esta condición se expone sintomáticamente en la película cuando Jamal Alkaed, aludiendo a la universalidad del drama que está viviendo, afirma que «si en nuestro país no hubiera habido guerra, no hubiéramos salido. Ni yo ni nadie» (0:29:15-0:29:30).

Además del miedo y de la preocupación que lleva a una persona a huir, habría que añadir el desarraigo que se genera cuando alguien se ve forzado a cortar los vínculos afectivos con su vida y, con ello, a romper con sus estructuras laborales, familiares y sociales. La RAE define, en una de sus acepciones, el desarraigo como el acto de «separar a alguien del lugar o medio donde se ha criado, o cortar los vínculos afectivos que tiene con ellos». En el documental de Taberna se muestra, de forma directa, el desarraigo que sienten estas personas al encontrarse en un lugar que no es su casa, ni va a serla, que no es su país, ni va a serlo, con gente que no son sus familias, ni van a serlo… ya que la vida les ha dejado «varados» donde nadie quiere o querría estar. Mohammed Ali Madanieh, refugiado sirio, señala a ese respecto: «Nosotros vivimos aquí una vida de refugiados. Sabes que no vas a conseguir lo que deseas. Al fin y al cabo tu nombre es Refugiado» (0:15:45).

El documental nos recuerda a los espectadores que «cuando hablamos de esto de manera abstracta, a veces es fácil que la discusión se convierta en un debate entre “nosotros” contra “ellos”. Y, cuando eso sucede, a mucha gente se le olvida que la mayoría de “nosotros” fuimos “ellos”», como sentenció el expresidente estadounidense Barack Obama (2013) a propósito de la reforma migratoria. Efectivamente, Helena Taberna nos acerca a la realidad de estas personas refugiadas y lo hace a través del retrato de su día a día, manteniendo la cámara lo más cercana posible, pero realizando una observación no participante adscribiéndose a la modalidad reflexiva (Nichols, 1991), lo que permite que la naturalidad con la que está narrado nos llegue y nos conmueva. Hay espacio, además, para el humor que destilan algunas situaciones y que les ayuda a mantener el ánimo, pero también para el amor como el que surge entre un refugiado y una cooperante española, o para la solidaridad y el compañerismo que se da entre Tío Karim y Jamal Alkaed, un refugiado que ayuda a otros refugiados, como él mismo afirma en el documental, a que no caigan en la depresión y que los jóvenes no acudan a las drogas y el alcohol como medio de evasión, ya que muchos de ellos no tienen ni tendrán papeles y están condenados a no ser de ningún sitio (0:29:30-0:29:40). Se habla, además, del gran número de refugiados que se suicida, con testimonios como el de Aram Aziz «el refugiado no está feliz con suicidarse, pero cuando se pierde la esperanza y no hay oportunidades, se suicida» (0:29:45-0:30:04) o Leonie Amang, quien llegó a Moira a través de un red que le quitó el pasaporte para que ejerciera la prostitución: «A veces tengo pensamientos negativos (…) para quitarme la vida. A pesar de todo hay que seguir luchando» (0:54:40-0:54:54). Y esta última sentencia, llena de esperanza, es la que sobrevuela en todo el documental a través del testimonio de los refugiados quienes siguen confiando en que el futuro sea mejor, como se muestra a través de un grupo de niñas, Hala, Donia y Zahara, jóvenes de entre 10 y 15 años, quienes llevan varios años viviendo en un campo de refugiados. Quieren trabajar —«este es mi sueño y lo conseguiré», quizá de «periodista, con un canal en Youtube»— y saben que cuando vayan a otro país van a tener que «aprender un nuevo idioma». A pesar de que, como dice Donia, quien está escribiendo un libro con su historia, «es muy triste, el viaje fue muy difícil y peligroso» (0:34:40-0:36-45), todos ellos «sueñan despiertos, confían ciegamente en un futuro mejor. He ahí la crudeza de Varados, he ahí su llamada de auxilio a una Europa, la nuestra, incapaz de abrirles la puerta» (Zurbano, 2019).

Varados nos habla desde una perspectiva poco habitual en el documental social dedicado al tema migratorio, ya que resulta curioso ver cómo los protagonistas salen del campo de refugiados y pasean por la ciudad, cómo hacen deporte e, incluso, cómo establecen relaciones amorosas. El documental se detiene en lo que supone para alguien vivir en un instante suspendido en el que el viaje no avanza porque el sistema no les permite avanzar y deben quedarse años en un campo de refugiados sin saber qué hacer con su vida. Hay que tener en cuenta que cuando un refugiado abandona su casa, su calle, su ciudad, su país… debe cruzar, además de una frontera simbólica, una física; una línea imaginaria, dibujada en un mapa, que separa una vida, la que llevó hasta ese momento, de la esperanza de otra nueva, distinta. Pero estos refugiados no han terminado de cruzar la línea, no les han dejado, se han quedado, como si fuese una imagen congelada, con un pie en un lado de la línea y el otro en el contrario. La incertidumbre de lo desconocido es recogida de forma contundente en el documental y sirve de ejemplo la siguiente afirmación: «quién sabe a dónde iremos o si nos volveremos a ver» (0:29:04-0:29:12), le dice Aram, un chico joven que relata su viaje en un barco que fue golpeado por otro de gobierno turco y abandonado a su suerte en la que describe como «la noche más fría de mi vida» (0:30:25-0:30:58), a Jamal, quien ha sido su mentor en la casa ocupada por los refugiados.

Varados se hace eco en su documental, no solo de la migración y lo que esta supone, sino también cómo es el modo de vida en los campos de refugiados de Lesbos, a los que llegan, como dicen en el documental, 500 personas diarias que malviven en ellos. La mirada que ofrece la directora navarra parte de lo humano para crear una historia mínima en la que los protagonistas son, precisamente, aquellos a los que no les dejan prosperar. Taberna realiza una dirección clásica en la que la cámara está suelta, lo que le permite estar muy cerca de los protagonistas pero sin molestarles, ya que lo importante reside en sus testimonios que son recogidos con sonido directo y con apariencia de espontaneidad. En el montaje, realizado de forma sutil en el que los planos se insertan por corte, se utilizan planos de paisajes a modo de transición en los que el audio del testimonio se pone como voz over. Cuando los refugiados hablan en cámara, los planos tienen el encuadre cerrado buscando que el verdadero protagonista sea la persona y lo que dice; sin embargo, cuando se recorren los campos, los planos son abiertos y amplios ofreciendo una mirada general y panorámica de esta realidad, frente a una más cercana y personal que se realiza con cada uno de los entrevistados. Y de fondo está el mar Egeo, lugar de entrada y de salida de estos personajes. No es un mar idílico, pese a la belleza de sus aguas y paisajes, ya que representa la condena de estos personajes, anclados a él por tiempo indeterminado.

Uno de los refugiados afirma de forma contundente: «aquí en los campos somos números, no personas» (0:42:30). Con su documental, Helena Taberna convierte esos números en personas, al hacer un retrato de cada uno de ellos (hay que destacar que sus nombres sean colocados como intertítulos al comienzo de sus intervenciones y al finalizar el documental, reforzando su identidad) y al otorgarles el protagonismo que merecen, y nos sacude nuestra conciencia que no puede, ni debe, permanecer ajena a esta triste realidad que nos compete a todos ya que somos, en mayor o menor medida, responsables de que la vida de estas personas esté varada esperando a que alguien haga algo. Helena Taberna lo ha hecho con este documental, porque es una directora comprometida con el mundo en el que vive, como lo ha demostrado con sus películas, en las que ha abordado problemáticas contemporáneas de gran calado social como el terrorismo, la memoria histórica, la inmigración, etc. y lo ha hecho antes de que esos temas estuvieran presentes en la esfera pública. Su cámara, y su mirada, nos recuerdan a todos que en la vida hay que comprometerse. De ahí que creamos que Varados debería ser un documental de obligado visionado por todos los que formamos esta sociedad porque «enuncia una crítica hacia la inacción de los políticos europeos pero sin elidir la complejidad de un problema de proporciones gigantescas que pone a prueba los cimientos morales de la Vieja Europa como nunca antes en la historia de nuestra civilización» (Eguren, 2019).

Referencias

Agüero, P. (Director) (2019). Akelarre [Película]. Sorgin films, Tita Productions, Kowalski Films, Lamia Producciones y La Fidèle Production.

CIMA (2020). Informe anual CIMA 2019. La representatividad de las mujeres en el sector cinematográfico del largometraje español: 2019. Madrid: CIMA.

Eguren, J. (8 de octubre de 2019). Crítica de «Varados» (2019): La última muralla. El Correo. Disponible en: https://www.elcorreo.com/culturas/cine/critica-varados-2019-20191009202955-nt.html

Nichols, B. (1991). La representación de la Realidad. Barcelona: Ediciones Paidós.

Obama, B. (30 de enero de 2013). Discurso del presidente Obama sobre la Reforma Migratoria. Voz de América. Disponible en: https://www.vozdeamerica.com/a/discurso-presidente-obama-reforma-migratoria/1593700.html

Rodríguez, P. (2006). Propuestas para el análisis fílmico como eurocompetencia: Representaciones interculturales de la emigración en extranjeras de Helena Taberna. En A. Alzua Sorzabal (Coord.), Eurocompetencias y cultura europea en la sociedad del conocimiento: International Workshop on Eurocompetences (pp. 157-176). Bilbao: Universidad de Deusto.

Rosa, I. (2018). Feliz final. Barcelona: Seix Barral.

Taberna, H. (Directora) (2003). Extranjeras [Documental]. Lamia producciones.

UNHCR (1951). Convención sobre el estatuto de los refugiados. Disponible en: https://www.acnur.org/5b0766944.pdf

Zurbano, J. (30 de septiembre de 2019). Varados. Cinemanía. Disponible em: https://www.20minutos.es/cinemania/criticas/varados-136802/